Todo empezó una calurosa tarde de enero en que el director de La Voz de Ituzaingó fue a tomar un cafecito a Parque Leloir.
Enfiló para Tiprendo e intentó buscar estacionamiento en la calle De la Vidalita (la de la esquina) y después de hacer 100 metros sin poder esquivar ninguno de los terribles baches en el M.D. (mejorado destruido) debido a que había vehículos estacionados en los dos sentidos, y después de haber tenido que retroceder porque una camioneta de gran porte quería avanzar y tenía 4 vehículos atrás, llegó finalmente a la calle De la Huella donde dobló dejando atrás un típico chalet de los que eran característicos en Leloir antes que el gobierno municipal permitiera el avance inmobiliario-gastronómico desmedido. El chalet y sus moradores tratan de sobrevivir con la mole de vidrio y acero de Leloir Plaza.
Daniel siguió por De la Huella y pasó por el frente del 3487 donde algún empresario fue habilitado por la mayoría de Descalzo en el Concejo Deliberante para construir 33 viviendas donde en este momento hay una sola rodeada de árboles.
El director de La Voz de Ituzaingó salió nuevamente a Martín Fierro porque no encontró un solo lugar para estacionar, y por supuesto que en la Avenida tampoco lo encontró, una cuadra antes del acceso en la calle Del Cimarrón encaró para la derecha con intención de tomarse el café en Bonafide Leloir y no solamente no encontró lugar sino que la calle está en E.K.D.D.L.G. (Estado Kosovo Después De La Guerra).
A esta altura el protagonista de esta travesía ya se había hecho la misma pregunta varias veces: ¿para qué habilitan grandes locales comerciales sin calcular la cantidad de espacio suficiente para estacionar y sin tener en cuenta que por el lógico tránsito las calles se van a deteriorar de esta manera? El periodista no encontró ninguna respuesta.
Como nuestro director estaba empecinado en tomar un cafecito, enfiló para Café Martínez en el Complejo Accorus Leloir (donde antes estaba Nektar, en la esquina de Colectora y Martín Fierro). Y a la vueltita nomás encontró lo que –a esta altura- pensó que era un espejismo, pero ¡no! Era un ESTACIONAMIENTO (70 pesitos la hora). Dejó el auto y fue por el café de Martínez.
Una vez terminado el momento de relax, como el jefe de La Voz es medio masoquista se fue a dar una vueltita por el “cuarto trasero” del Complejo Thays (en criollo: el predio de 30 mil metros cuadrados donde va el Hilton, 200 deptos y no sé cuántos megaemprendimientos comerciales). Nos referimos precisamente a la calle De la Media Caña 3300 (la primera paralela a Martín Fierro ya dentro del Parque Leloir).
Allí, precisamente allí se encontró como el aire puro que emanan los árboles se mezcla con el polvo que levanta la construcción de lo que parecen ser los futuros deptos. y el trino de los pajarillos con el ruido de los camiones y grúas.
Mirando por un agujero en la mediosombra que cubre los 140 metros de ancho del lotecito, nuestro aventurado vecino vio la parte de atrás de lo que ya se perfila como el Hotel Hilton mientras se preguntaba: Cuándo todo el complejo esté funcionando … ¿por dónde entrarán los camiones con las medias reses, los proveedores de la tintorería, la verdulería? ¿Lo harán por la entrada principal (la fashion) del Hilton? ¿o lo harán por “la calle de atrás” convirtiendo el ecosistema actual en un barullo infernal con el aire totalmente viciado con ruidos altisonantes y una circulación de tránsito que no es para nada la que había cuando estos vecinos construyeron sus casas allí 40 años atrás.
Y cuando estén echando el hormigón para el complejo de 200 deptos. hacia el fondo, doscientos metros dentro de Leloir ¿los trompos con el material entrarán por el medio del frente del Hilton o lo harán por la calle De la Media Caña?
El protagonista de esta recorrida no tuvo respuestas para estos interrogantes y al volver por la calle Del Cielito se cruzó con un par socios del Club de los Judíos cuyo predio está al lado del Hilton, una institución de 70 años que cedió a la tentación de venderle a Leloir Plaza por unos cuantos dólares y comprar por mucho menos un predio en Moreno donde van a construir un emprendimiento similar al que hoy disfrutan sus asociados en Martín Fierro y Del Cielito. Seguramente ese predio muy arbolado y con grandes espacios libres va a ser reemplazado por una mole de vidrio y acero de Leloir Plaza.
Al cierre de esta edición en la cabeza de quien escribe sigue resonando una pregunta que lo sintetiza todo: “¿DESCALZO TIENE UN PLAN PARA LELOIR?”