Raras veces como periodista en estos 30 años me tocó ser testigo de semejante transformación como en la previa del día del amigo, cuando el calendario marcaba el día número 200 en el Cine de Ituzaingó y un puñado de músicos entró entre medio de 1000 chicos de 10 años que hacía una media hora esperaban uno de los espectáculos previstos para las vacaciones de invierno.
Los chicos acudieron a la convocatoria de la Municipalidad y los músicos son los de la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos de la República Argentina, ni más ni menos que la ÚNICA EN EL MUNDO de estas características.
La sala estaba llena de una ruidosa algarabía y a medida que los integrantes de la Banda iban caminando por los pasillos hasta el escenario el silencio se fue produciendo diría casi naturalmente.
La Banda de Maravillosos Músicos brindó un concierto que comenzó con una clase didáctica en la que los chicos pudieron escuchar individualizados cada uno de los instrumentos, muchos de los cuales ni sabían que existían, y a cuyas interpretaciones solistas fueron respondiendo con aplausos espontáneos.
El repertorio fue amplio y con canciones –algunas de las cuales- los chicos coreaban con ganas y que alcanzaron tal vez un grado mayor con el tema “Despacito” festejado por los chicos y sus acompañantes.
Bajo la batuta del maestro Agustín Tocalini como Director Invitado la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos “Pascual Grisolía” también compartió el escenario con “Melocotón Pajarito” que le aportó su toque “diferente”.
No es la primera vez que acudo a una presentación de la Banda, pero no dejo de maravillarme de semejante esfuerzo colectivo, de este “arte mayor”, de como cuando un grupo de seres quiere trascender, no hay obstáculo demasiado grande.
Adelante Banda Sinfónica Nacional de Ciegos “Pascual Grisolía”, hasta cuando nos volvamos a encontrar.